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El mítico estadio

El Luna Park: De la Gloria al Olvido

La Historia del Boxeo en ​su Escenario ​Emblemático.


El Luna Park en sus comienzos


Llegó a albergar más de 25 mil personas en una pelea de Ringo Bonavena ante Gregorio Peralta, allá por septiembre de ​1965. El Luna Park fue el principal recinto del boxeo nacional, inaugurado el 6 de febrero de 1932 como un estadio ​multieventos y la primera noche boxística se dio en marzo del mismo año.

Mucho antes que el fútbol y automovilismo, atrajo a la mujer y con los años, sus butacas se engalanaron con hermosas e ​ilustres damas, desde Eva Perón hasta Amalia Lacroze de Fortabat.


En el corazón de Buenos Aires, el Luna Park se erigió como el escenario más emblemático del boxeo argentino durante ​décadas. Entre los años 50 y 80, este icónico estadio vivió su época dorada, convirtiéndose en el hogar de leyendas del ​pugilismo nacional e internacional. Testigo de los combates más recordados de la historia del país. Carlos Monzón, Nicolino ​Locche, Víctor Galíndez, Santos Laciar y Juan Martín Coggi, entre otros, subieron al ring para escribir páginas de gloria en el ​deporte. Habilidad, coraje y determinación cautivaron al público y establecieron a la práctica como uno de los deportes más ​populares del país.


Después de décadas de gloria, el boxeo argentino experimentó un declive vertiginoso en popularidad. La falta de figuras ​emergentes, la corrupción y la competencia de otros deportes hicieron que el Luna Park perdiera su esplendor. Los grandes ​eventos se volvieron escasos, y el estadio comenzó a sentir el peso del abandono.




Tito Lectoure, legendario promotor y empresario del boxeo ​argentino, fue testigo del auge y caída del deporte en el país. ​Lectoure, quien falleció en 2014, había sido el impulsor de grandes ​eventos y había descubierto talentos como Carlos Monzón y Nicolino ​Locche. “Aquí no se valora al boxeador, no se le da el reconocimiento ​que merece. Me cansé de ver como los boxeadores se sacrificaban y ​no recibían nada a cambio”, dijo en una nota en 2009 para Clarín. El ​empresario se retiró del boxeo en 1992.


La falta de inversión en el boxeo argentino ha sido un problema ​crónico. Los clubes de boxeo carecen de recursos para mantener sus ​instalaciones y equipamiento, y los boxeadores no tienen acceso a ​programas de formación y desarrollo adecuados, llevaron a la ​disminución de boxeadores destacados y carismáticos. Así como el ​desarrollo para jóvenes púgiles ha hecho que el deporte no tenga ​una base sólida para el futuro.




Frente del mítico estadio


Pelea de Carlos Monzón y Griffith

La corrupción en organismos rectores del boxeo argentino ha sido otro factor que ha contribuido al declive del deporte. ​La falta de transparencia y rendición de cuentas en la gestión de los fondos y recursos ha generado desconfianza entre ​los aficionados y los propios boxeadores.


La creciente popularidad de otros deportes en Argentina, como el fútbol, el rugby y el basquetbol, ha contribuido al ​declive del boxeo. La falta de promoción y difusión del boxeo en los medios de comunicación ha hecho que el deporte ​pierda visibilidad y atractivo.

A raíz de estos sucesos, el boxeo ha sufrido graves consecuencias. La disminución del número de boxeadores y gimnasios ​ha sido significativa, y la pérdida de categoría de Argentina en los torneos internacionales de boxeo ha sido un golpe duro ​para el deporte.


A pesar de los desafíos, todavía hay esfuerzos para revivir el boxeo en Argentina. La FAB y otros organismos están ​trabajando para promover el deporte, mejorar la infraestructura y apoyar a los boxeadores. Sin embargo, el camino hacia ​la recuperación es largo y difícil.


Aunque el Luna Park ya no es el escenario principal del boxeo argentino, su legado sigue vivo. Los aficionados al boxeo ​aún recuerdan las noches inolvidables que vivieron en el estadio, y a los grandes boxeadores que se subieron a ese mítico ​ring.